domingo, 11 de febrero de 2024

TC - Miércoles de Ceniza - La vida es transitoria - Mt 6, 1-6. 16-18

Primera lectura: Jl 2, 12-18: Todavía es tiempo.
Salmo Responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 (cf. 3ª): R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Segunda Lectura: 2 Cor 5, 20–6, 2: Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación. 
Aclamación antes del Evangelio: Cfr Sal 94, 8: R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio: Mt 6, 1-6. 16-18: Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
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El Miércoles de Ceniza debe hacernos conscientes de nuestra propia fragilidad
y mortalidad, además debe hacer más tangible la fugacidad de las cosas.
Pero las cenizas no son solo para conmemorar la fugacidad de la creación,
de nuestro ser.

Comenzamos la Cuaresma con  humildad, cerca del suelo,
cerca de nuestra terrenalidad: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás".
Estas cenizas usadas este miércoles son el residuo
de las palmas del Domingo de la Pasión o Domingo de Ramos del año pasado.

Jesús murió y fue sepultado en una tumba, el lugar de la  descomposición y el lugar del polvo.
Sin embargo, resucitó de entre los muertos a una nueva vida.

Nuestro destino final no es polvo y cenizas, sino un compartir en la vida resucitada del Señor,
llegando a ser conformados a la imagen de Cristo. Mientras viajamos hacia ese destino,
escuchamos el llamado a crecer más plenamente en la imagen del Hijo de Dios,
que es un llamado a alejarse del pecado, a arrepentirnos.

Las cenizas son un signo de nuestro deseo de hacer justamente eso.
Las prácticas tradicionales de la Cuaresma de las que escuchamos en el evangelio
ponen ante nosotros los elementos esenciales para crecer a la imagen del Hijo de Dios:
un mayor amor a Dios (oración),
un amor más generoso para el prójimo (limosna) y
un amor más verdadero de nosotros mismos (ayuno).

Este Miércoles de Ceniza nos volvemos a comprometer en el construir nuestras vidas sobre esos tres amores,
para que podamos ser más plenamente lo que Dios nos llama a ser, en Paz y Alegría.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB -Miércoles de Ceniza
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Primera lectura: Jl 2, 12-18
Esto dice el Señor:
"Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón, con ayunos,
con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos. Vuélvanse al Señor Dios nuestro, 
porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera,
rico en clemencia, y se conmueve ante la desgracia.
Quizá se arrepienta,
se compadezca de nosotros y nos deje una bendición,
que haga posibles las ofrendas y libaciones al Señor, nuestro Dios.

Toquen la trompeta en Sión,
promulguen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan al pueblo, santifiquen la reunión, junten a los ancianos,
convoquen a los niños, aun a los niños de pecho.
Que el recién casado deje su alcoba y su tálamo la recién casada.

Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: 'Perdona, Señor, perdona a tu pueblo.
No entregues tu heredad a la burla de las naciones. Que no digan los paganos: ¿Dónde está el Dios de Israel?' "
Y el Señor se llenó de celo por su tierra y tuvo piedad de su pueblo.
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Salmo Responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 / 
Por tu inmensa compasión y misericordia, 
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos, 
y purifícame de mis pecados.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Puesto que reconozco mis culpas, 
tengo siempre presentes mis pecados.
Contra ti sólo pequé, Señor, 
haciendo lo que a tus ojos era malo.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, 
un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
No me arrojes, Señor, lejos de ti, 
ni retires de mí ti santo espíritu.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Devuélveme tu salvación,
que regocija y mantén en mí un alma generosa.
Señor, abre mis labios, y cantará mi boca tu alabanza.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
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Segunda Lectura: 2 Cor 5, 20–6, 2
Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es como si Dios mismo los exhortara a ustedes.
En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios.
Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros,
para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto.
Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí.
Pues bien, ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación.
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Aclamación antes del Evangelio: Sal 94, 8
R.
 Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón".
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
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Evangelio: Mt 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos:
"Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad
delante de los hombres para que los vean.
De lo contrario,
no tendrán recompensa con su Padre celestial.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles,
para que los alaben los hombres.
Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando des limosna,
que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas,
a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente.
 Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste,
como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando.
Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,
para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará''.
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Oración:

Señor nuestro,
concédenos iniciar con el santo ayuno cuaresmal
un camino de verdadera conversión
y de afrontar con la penitencia
la lucha contra el espíritu del mal.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
Dios, por los siglos de los siglos.

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Segunda Reflexión (Opcional)
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Esto dice el Señor: "Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayunos, con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos. (Joel 2, 12-18)

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza,
cuando recibimos las cenizas en nuestras frentes,
a menudo en forma de una cruz.
Cuando recibimos las cenizas queremos vivir la Cuaresma
como un tiempo de purificación y deseo santo,
ayudado por algunas prácticas evangélicas: la oración, el ayuno y la limosna.
Los cuarenta días de Cuaresma
hacen rememoran al tiempo que Jesús pasó en el desierto
antes de comenzar su ministerio público.

La Cuaresma está destinada a ayudarnos a vivir más efectivamente 
nuestra vida como cristiano.

No nos pide que suprimamos nuestros deseos normales, sino que los eduquemos y los purifiquemos.
Nuestros deseos serán demasiado pequeños si nuestros valores últimos son los de este mundo y no los del Reino.

Dios quiere que tengamos mucho más, nada menos que su mismo Ser.
San Agustín decía que la vida cristiana, «es un ejercicio de santo deseo».

En la Cuaresma nos sintonizamos con los deseos más elevados, con el anhelo profundo por Dios.
Jesús nos muestra el verdadero sentido de la oración, el ayuno y la limosna, las clásicas prácticas cuaresmales.
De éstos, la oración tiene el primer lugar.

La Oración
Nuestra eternidad será una relación con el Dios vivo, una relación que comienza en esta vida.
Durante la Misa, nuestra oración es mejor porque es compartida con otros, en medio de otros, en comunidad.
Nuestra oración nos conecta con el sacrificio amoroso de Cristo, ese sacrificio que nos abrió el cielo.
La oración se convierte allí en una práctica diaria de nuestra amistad con Dios, y abre nuestro camino a la vida eterna.

El Ayuno
Hoy en día, el ayuno es más complicado y difícil para nosotros,
es quizás más practicada por los musulmanes que por los católicos.
Es bueno disfrutar y apreciar nuestras comidas, la sobremesa y la convivencia que a menudo las acompaña.
Es también bueno encontrar un lugar en nuestras vidas para el ayuno.
El objetivo principal del ayuno cuaresmal no es un cuerpo bien tonificado y esbelto del que debamos estar orgulloso.
Muchos santos eran bastante corpulentos, otros en cambio eran esqueletos virtuales, pero tenían lo mismo en común:
practicaban la abnegación voluntaria, para incrementar su apetito por Dios.

La Limosna

  Todos nosotros sabemos que, de una manera u otra,
  lo ideal de dar limosna es un compartir compasivo.
  Además de donar con generosidad y ayudar material y económicamente
  a nuestro prójimo más necesitado.

  La Cuaresma es un buen momento
  para librarnos de algún desorden en 
nuestra vida.
  Con un poco más de visión, podríamos quizá hacer más
  para servir a los necesitados, no para ser alabados como generosos,
  sino para imitar la generosidad de Dios para con nosotros.

Este librarnos de algún desorden de nuestra vida, esta limpieza, es visto por San Agustín de Hipona
como una preparación para practicar el deseo santo, lo cual sólo es posible
en la medida en que nos liberemos del capricho supérfluo de seguir a las cosas de este mundo.
Este ejercicio por conseguir el deseo Santo, es como llenar poco a poco un recipiente vacío.

"Dios quiere llenarnos de todo lo que es bueno y agradable, expulsar lo malo y desagradable.
Si Dios quiere llenarnos de miel y estamos llenos de vinagre, ¿dónde irá a parar la miel?
Para disfrutarla o guardar la miel, primero se debe vaciar y limpiar el recipiente.
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