A muchos de nosotros nos cuestra desacernos de algunas cosas y las guardamos pensando que "luego van a servir" y sólo acumulamos basura. Somos reacios a comenzar a hacer las cosas de manera diferente que en el pasado. Pero si los hábitos que hemos desarrollado pueden servirnos bien, también pueden detenernos. ¡Siempre hay un momento para "limpieza de primavera", en cualquier tiempo!
Jesús chocó con los fariseos que tenían ciertas tradiciones en alta estima, casi fanáticamente. Estas fueron reglas que no pertenecían a las leyes escritas pero eran ampliamente practicadas como signos de devoción. Durante su ministerio, Jesús desafió la prioridad que los fariseos le daban a estas rigurosas reglas, en lugar de mostrar compasión en todas las circunstancias. Él advierte a los líderes religiosos que su celo por las tradiciones humanas estaba socavando el mandamiento de Dios. Esas reglas fariseas no le importaban a Dios, según Jesús. Los lavados rituales de tazas y ollas no importan tanto como lo que está en nuestro corazón y lo que sale de nuestro corazón.
Necesitamos volver al Nuevo Testamento y a los evangelios en particular para aprender una y otra vez lo que Jesús dice que es importante para Dios.
El Señor continúa recordándonos lo que es importante para Dios y, por lo tanto, lo que debería ser importante para nosotros hoy en día.
Primera lectura: Dt 4, 1-2. 6-8
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño,
para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor,
Dios de tus padres, te va a dar.
Jesús chocó con los fariseos que tenían ciertas tradiciones en alta estima, casi fanáticamente. Estas fueron reglas que no pertenecían a las leyes escritas pero eran ampliamente practicadas como signos de devoción. Durante su ministerio, Jesús desafió la prioridad que los fariseos le daban a estas rigurosas reglas, en lugar de mostrar compasión en todas las circunstancias. Él advierte a los líderes religiosos que su celo por las tradiciones humanas estaba socavando el mandamiento de Dios. Esas reglas fariseas no le importaban a Dios, según Jesús. Los lavados rituales de tazas y ollas no importan tanto como lo que está en nuestro corazón y lo que sale de nuestro corazón.
Si las plantas no crecen demasiado y la fruta pierde su calidad, los jardineros saben que hay necesidad de podar. Jesús vio que las reglas judías debían ser purificadas para sacarles la rigurosidad excesiva. Destacó lo que era más importante a los ojos de Dios, y criticó la mentalidad farisaica aún cuando citaban erróneamente al profeta Isaías.
Consciente de que la tradición religiosa puede ocultar a Dios y/o revelar a Dios, destacó las partes de la tradición judía que expresaban amor por Dios y por nuestro prójimo. Demasiadas y muy rigurosas reglas simplemente ocultaban a Dios de la vista de la gente. Nuestras propias tradiciones sociales, religiosas oo eclesiales también necesitan podarse. Lo que se ha vuelto importante para nosotros con el tiempo puede no ser tan importante para Dios.
Necesitamos volver al Nuevo Testamento y a los evangelios en particular para aprender una y otra vez lo que Jesús dice que es importante para Dios.
El Señor continúa recordándonos lo que es importante para Dios y, por lo tanto, lo que debería ser importante para nosotros hoy en día.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB - Domingo 22
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En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño,
para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor,
Dios de tus padres, te va a dar.
No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño,
como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos
porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos.
Cuando tengan noticias de todos estos preceptos,
los pueblos se dirán: 'En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente'.
como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos
porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos.
Cuando tengan noticias de todos estos preceptos,
los pueblos se dirán: 'En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente'.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios,
siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?''.
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siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?''.
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Salmo Responsorial: Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (1a)
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El hombre que procede honradamente y obra con justicia;
el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino;
quien no ve con aprecio a los malvados pero honra a quienes temen al Altísimo.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes,
ése será agradable a los ojos de Dios eternamente.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
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R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El hombre que procede honradamente y obra con justicia;
el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino;
quien no ve con aprecio a los malvados pero honra a quienes temen al Altísimo.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes,
ése será agradable a los ojos de Dios eternamente.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
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Segunda lectura: Sant1, 17-18. 21b-22. 27
Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras.
Por su propia voluntad nos engendró por medio del Evangelio para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
Por su propia voluntad nos engendró por medio del Evangelio para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos.
Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos.
La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre,
consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.
Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos.
La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre,
consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.
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Aclamación antes del Evangelio: Sant 1, 18
R. Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad, el Padre nos engendró por medio del Evangelio,
para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
R. Aleluya.
R. Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad, el Padre nos engendró por medio del Evangelio,
para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
R. Aleluya.
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Evangelio: Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén.
Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contestó: "¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres".
Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme.
Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro;
porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios,
las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad.
Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre".
Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contestó: "¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres".
Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme.
Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro;
porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios,
las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad.
Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre".
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