domingo, 18 de julio de 2021

TOB - 16vo Domingo - Pastores para hoy - Mc 6, 30-34

En gran parte de la sociedad occidental hay una crisis de autoridad hoy en día. El simple hecho de estar a cargo ya no garantiza una obediencia incuestionable.

Hoy, el líder ideal es aquel que puede ganar respeto y generar confianza, uno con un sentido obvio de responsabilidad,
que puede hacer las cosas respetando la dignidad y los sentimientos de otras personas.

Jeremías nos recuerda que los pastores en la fe
deben ser personas íntegras que se preocupan por los demás;
El Salmo Responsorial las describe
como personas que nos ayudan a seguir el camino correcto,
y el Evangelio nos recalca que los verdaderos pastores
deben mostrar compasión hacia otros en su debilidad.

La imagen del pastor no se aplica solo a los obispos como los "pastores" oficiales en sucesión a los apóstoles, ni a los pastores locales en la parroquia. El rol del pastor se aplica de una forma u otra a todos los tipos de liderazgo, en el hogar y en las esferas sociales, así como en asuntos de fe. La Palabra de Dios nos invita hoy a examinar qué tipo de liderazgo proporcionamos a otros.

Los pastores condenados por Jeremías fueron líderes que descuidaron sus responsabilidades y permitieron que los abusos prosperasen, e incluso muchos de ellos se hicieron cómplices. Su mensaje para hoy podría ser dirigido a figuras políticas, ministros y funcionarios gubernamentales de todos los niveles, que tienen la tarea de mantener el orden público, defender los derechos de los ciudadanos y promover la justicia para todos, en la medida de lo posible.

La imagen del pastor sugiere que la autoridad no es principalmente el poder de imponer reglas. El rol de pastoreo es uno de servicio más que dominio. El Pastor debe establecer una buena dirección y permitir que la comunidad viva en paz, donde cada individuo tenga dignidad y la misma posibilidad de realización personal.

Si bien el término pastor se aplica a los líderes espirituales, por eso, los prelados deben tratar a su gente no como borregos, sino como personas inteligentes a ser persuadidas para ser conducidas que como seres humanos. En vez de gobernar por decreto formal, el clero debe intentar ganar mentes y corazones, y comunicar una visión inspiradora, adecuada a nuestros tiempos. Deben confiar en la madurez de su gente y promover un sentido de pertenecencia a la Iglesia de la que todos somos parte.

Además de los líderes oficiales de Iglesia y Estado, muchos otros deben ofrecer liderazgo pastoral a nivel local y doméstico. Los padres y maestros son los ejemplos más obvios de esto. En la práctica, son ellos quienes ayudan a desarrollar el carácter de un niño, sentando las bases para el crecimiento hacia la madurez adulta. Transmiten valores por los que los jóvenes pueden vivir y fomentan cualidades que pueden crecer a lo largo de los años. Para esto necesitan la sensibilidad y la compasión mostradas por Jesús en el Evangelio de hoy. "Él tuvo compasión por ellos y comenzó a enseñarles muchas cosas".

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB - Domingo 16


Primera lectura: Jer 23, 1-6: 
"¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de mi rebaño!, dice el Señor.

Por eso habló así el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: "Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado. Yo me encargaré de castigar la maldad de las acciones de ustedes. Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas de todos los países a donde las había expulsado y las volveré a traer a sus pastos, para que ahí crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten. Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá.

Miren: Viene un tiempo, dice el Señor, en que haré surgir un renuevo en el tronco de David:
será un rey justo y prudente y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia.
En sus días será puesto a salvo Judá, Israel habitará confiadamente
y a él lo llamarán con este nombre: 'El Señor es nuestra justicia' ".

Salmo Responsorial: Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5.6. (1)
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. 
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto;
así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume, y llenas mi copa hasta los bordes. 
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañaran todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Segunda lectura: Ef 2, 13-18
Hermanos: Ahora, unidos a Cristo Jesús, ustedes, que antes estaban lejos, están cerca, en virtud de la sangre de Cristo.

Porque él es nuestra paz; él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo; él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio; él abolió la ley, que consistía en mandatos y reglamentos, para crear en sí mismo, de los dos pueblos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz, y para reconciliar a ambos, hechos un solo cuerpo, con Dios, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo al odio.

Vino para anunciar la buena nueva de la paz, tanto a ustedes, los que estaban lejos, como a los que estaban cerca.

Así, unos y otros podemos acercarnos al Padre, por la acción de un mismo Espíritu.

Aclamación antes del Evangelio: Jn 10, 27
R. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;vyo las conozco y ellas me siguen.

R. Aleluya.

Evangelio: Mc 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Entonces él les dijo: "Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco", porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.

Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

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