domingo, 11 de febrero de 2024

TC - 5to Domingo de Cuaresma - El amor que se dona a sí mismo - Jn 12, 20-33

Jer 31, 31-34: Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados
Salmo 50: Oh Dios, crea en mí un corazón puro
Heb 5, 7-9: Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna
Jn 12, 20-33: Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto
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El profeta Jeremías trae un canto de perdón y esperanza a los judíos afligidos que ven a Jerusalén destruida. Habla a los judíos que se quedaron, también a los que fueron deportados. La lectura es parte de los capítulos 30 al 33 llamados “libro de la consolación”. Jeremías dice que Yahvé quiere confiar de nuevo en su pueblo y le propone una “nueva alianza”, con relaciones nuevas entre Él y su pueblo. 

Yahvé propone una alianza ya no escrita en tablas sino en el corazón de la persona, porque no es la ley en sí misma, la que nos acerca a Dios sino su espíritu. Con Dios “en el corazón”, la ley se humaniza, se abre sin legalismos, se lo sigue con un corazón sincero; la persona se hace parte del pueblo de Dios. Dios nos regala gratuitamente su conocimiento, sin matrículas ni mensualidades, seamos mayores o menores, de una raza u otra: se revela en la historia de cada pueblo, sin discriminaciones, sin olvidar a ninguno.

Pablo destaca en su carta a los hebreos las actitudes de Jesús en el cumplimiento de la voluntad del Padre. Este pasaje recuerda a Jesús en el huerto de los Olivos, cuando ante su eminente muerte, ora al Padre pidiendo ser librado de ella. 

Resalta que la oración de abandono fortaleció a Jesús para llevar a cabo su misión. Los cristianos debemos aprender mucho porque la mayoría de las veces, nuestras oraciones o súplicas más parecen «órdenes a Dios para que no se haga su voluntad». 

El texto dice que Jesús asume el sufrimiento como prueba de su obediencia a la voluntad del Padre. En Jesús, oración y sufrimiento son signos reales de su solidaridad con toda la Humanidad. Este perfecto acercamiento a la voluntad del Padre convierte a Jesús en la manifestación de la presencia de Dios entre nosotros, camino y modelo de salvación abierto a todos los hombres y mujeres del mundo. Por su cercanía al maestro, los discípulos son reconocidos como mediadores, testigos y compañeros de camino. 

En las fiestas Pascuales de Jerusalén, algunos griegos aprovechan esa cercanía y piden a Felipe: “queremos ver a Jesús”. No preguntan “¿dónde está?” sino que piden la mediación del discípulo para conocer personalmente a Jesús. El que sean griegos los que buscan a Jesús expresa la universalidad del evangelio, “incluso los paganos buscan a Jesús”. Jesús aprovecha la ocasión y anuncia que el tiempo de palabras y signos está terminando, pues se acerca la “hora” del “signo” mayor: su pasión y muerte en la cruz. 

Para explicarlo, Jesús usa a una breve parábola para expresar una paradoja, (figura literaria que consiste en una “contradicción aparente” perder-ganar, morir-vivir, entregar-retener, dar-recibir). Sólo el grano de trigo que muere da mucho fruto.

Esta parábola puede considerarse una expresión sintética de la cima del amor; en el fondo, equivale al mandamiento nuevo: “Éste es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros ‘como yo’ les he amado; no hay mayor amor que ‘dar la vida’” (Jn 15,12-13). En estas palabras de Jesús encierra todo el mensaje del Evangelio, de todo el mensaje religioso. Otras religiones han descubierto el amor, la solidaridad… el “descentramiento” de sí mismo como la esencia de la religión. Jesús es una de esas expresiones máximas de la búsqueda de la Humanidad, y del avance de la presencia de Dios en su seno…El ser humano es capaz de amar, es capaz de salir de sí mismo y entregar su vida o entregarse a sí mismo por amor.

La breve parábola resume la lección fundamental de su Evangelio, la principal de su mensaje: el amor oblativo, el amor que se dona a sí mismo, que se pierde a sí mismo, que muere a sí mismo, ese amor produce vida. Esas aparentes contradicciones no son tales, al entender la paradoja, descubrimos la revelación cristiana del Evangelio. En Jesús, en su vida, muerte y resurrección se expresa una vez más el acceso de la Humanidad a la captación esta paradoja.  Hoy ¿me resisto a dar vida y a dar la vida en las pequeñas cosas de cada día y en los grandes momentos de la vida? ¿He captado la ley evangélica es de dar la vida por amor? ¿Estoy dispuesto a aceptar esa «muerte» para vivir?  

Los programas de reducción del Estado, de los programas sociales y la proclamación de un supuesto mercado “libre”, trajeron a la sociedad humana la “ley de la selva”, donde cada uno busca su propio interés; paradójicamente creen que con su egoísmo colaboran mejor al bien común. Esto es totalmente anti-Evangelio, y va contra todo mensaje religioso, quieren imponer la nueva religión del egoísmo. El eclipse de la solidaridad es un retroceso de la humanidad para lograr el bien común. Muchos sabemos que “otro mundo es posible”, aunque la propaganda egocentrista quiera convencernos de que “no hay alternativa” y de que estamos en el “final de la historia” sin poder  cambiarla. Con el evangelio creemos que “no hay mayor amor que dar la vida”, que la ley suprema es “morir como el grano de trigo: para dar vida”. Por eso debemos comprometernos en crear conciencia para que la sociedad sienta la necesidad de superar políticas económicas tan injustas, egoístas y excluyentes.

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LECTURAS BÍBLICAS EN LENGUAJE LATINOAMERICANO, 5to de Cuaresma B
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22/3/80: Luis Espinal, sacerdote y periodista, mártir de las luchas del pueblo boliviano.
22/3/88: Rafael Hernández, líder campesino, murió luchando por la tierra de sus hermanos Mexicanos.
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1ra lectura: Jeremías 31, 31-34: 
Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados

Miren que llegan días —oráculo del Señor— en que haré una alianza nueva con Israel y con Judá:
no será como la alianza que hice con sus padres cuando los agarré de la mano para sacarlos de Egipto; la alianza que ellos quebrantaron y yo mantuve —oráculo del Señor—;

así será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo futuro —oráculo del Señor—: meteré mi Ley en su pecho, la escribiré en su corazón, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo;

ya no tendrán que enseñarse unos a otros, mutuamente, diciendo: Tienes que conocer al Señor, porque todos, grandes y pequeños, me conocerán —oráculo del Señor—, porque yo perdono sus culpas y olvido sus pecados.
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Salmo responsorial: 50. R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
Lava del todo mi delito y limpia mi pecado.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,
renueva en mi interior un espíritu firme;
No me arrojes lejos de tu presencia ni me quites tu santo espíritu;
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con tu espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos, y los pecadores volverán a ti.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
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2da. Lectura: Hebreos 5, 7-9: 
Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna

Durante su vida mortal dirigió peticiones y súplicas, con clamores y lágrimas,
al que podía librarlo de la muerte, y por esa cautela fue escuchado.
Y aunque era Hijo de Dios, aprendió sufriendo lo que es obedecer,
así alcanzó la perfección y llegó a ser para cuantos le obedecen causa de salvación eterna.
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Evangelio: Juan 12, 20-33: Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto

Había unos griegos que habían subido para los cultos de la fiesta. 
Se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron:
—Señor, queremos ver a Jesús.
Felipe va y se lo dice a Andrés; Felipe y Andrés van y se lo dicen a Jesús.

Jesús les contesta:
—Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado.

Les aseguro que, si el grano de trigo caído en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se aferra a la vida la pierde,
el que desprecia la vida en este mundo la conserva para una vida eterna. 
El que quiera servirme, que me siga, y donde yo estoy
estará mi servidor; si uno me sirve, lo honrará el Padre.

Ahora mi espíritu está agitado, y, ¿qué voy a decir?
¿Que mi Padre me libre de este trance?
No; que para eso he llegado a este trance.
Padre, da gloria a tu Nombre.

Vino una voz del cielo:
—Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré.

La gente que estaba escuchando decía: —Ha sido un trueno.

Otros decían: —Le ha hablado un ángel.

Jesús respondió: —Esa voz no ha sonado por mí, sino por ustedes.
Ahora comienza el juicio de este mundo
y el príncipe de este mundo será expulsado.
Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Lo decía indicando de qué muerte iba a morir.
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TC - 4to Domingo de Cuaresma - Dios mandó su Hijo al mundo - Juan 3, 14-21

2Cr 36, 14-16.19-23: La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo
Salmo 136: Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti
Ef 2,4-10: Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo
Juan 3,14-21: Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve por Él.
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Con la primera lectura concluye el segundo libro de las Crónicas, del AT.
Resumen bien el esquema interpretativo de la historia
por parte de los redactores bíblicos, y del mismo pueblo.
Ante este texto cabe preguntarnos: ¿En qué sentido son «revelación»,
y en qué sentido no lo son?
En la Biblia, hay muchas tradiciones, elementos, categorías,
leyendas y símbolos procedentes de la religiosidad del Oriente Próximo,
donde se halla ambientada.

En su carta a Los Efesios, después de agradecer  el don de la fe;
Pablo describe comparativamente dos tiempos y los contrasta entre sí:
1)    El tiempo de la muerte que corresponde a “delitos y pecados” según el “proceder de este mundo” bajo el dominio de Satanás. Es tiempo de esclavitud e indigno para las personas. Porque es “rico en misericordia”, Dios rescata de entre ese tiempo tanto a judíos como a gentiles, por la resurrección de Jesús, “juntamente con su Cristo” les da nueva vida. Por la fe, sólo la gracia puede “explicar” tanta sobreabundancia de amor divino.
2)     El tiempo de la resurrección trae una “nueva creación” en Cristo Jesús. Esto se expresa en las “buenas obras” practicadas por quienes han recibido vida nueva. Para ellos la “medida” de las buenas obras es la misma de Dios: el amor. El tiempo de la resurrección es de afirmación de la vida en el amor. Para la fe cristiana, la muerte (la esclavitud) no tiene la última palabra. En su carta, Pablo llama a la Iglesia nacida entre la gentilidad a vivir a plenitud como nuevas criaturas el tiempo de la resurrección.

El nombre Nicodemo significa “el que vence al pueblo”.
Nicodemo es un fariseo importante, se autodefine como hombre de la Ley,
que observa rígidamente porque la considera como la expresión suprema
e indiscutible de la voluntad de Dios para la persona.
Es un “jefe”, miembro del Gran Consejo o Sanedrín,
órgano de gobierno de la nación.
Éste  grupo de los letrados fariseos era el más influyente
y dominaba por el miedo a los demás miembros del Consejo.

Juan resalta que Nicodemo es una figura muy representativa,
por eso lo hace hablar en plural.
En su evangelio, Juan describe el diálogo de Jesús con Nicodemo
como un diálogo con los representantes del poder y de la Ley. 


Nicodemo llama a Jesús “Rabbí”, un término generalmente usado
solo para los letrados o doctores de la Ley que eran los encargados de mostrar al pueblo el verdadero camino de Dios.
Así es como Nicodemo, el legalista ve a Jesús, aunque hasta el momento, Jesús no da pie para tal interpretación de su persona.

Nicodemo proyecta en Jesús la idea farisea de Mesías-maestro,
avalado por Dios para interpretar la Ley, instaurar el reinado de Dios
y enseñar al pueblo la perfecta observancia de la Ley de Moisés.
No ha comprendido el cambio nuevo y radical que propone Jesús.
Los fariseos ven en la Ley el futuro de Israel; 
Jesús, trae el nacimiento en el Espíritu
que abre el reino de Dios al porvenir humano.
Nadie puede obtener plenitud y vida solo por la observancia de una Ley,
sino que completa su ser por su capacidad de amar.
Sólo personas dispuestas a entregarse hasta el fin pueden construir con Jesús
la sociedad verdaderamente justa y humana.
La Ley no elimina las raíces de la injusticia.
Por eso, una sociedad basada sobre la Ley, no sobre el amor,
sigue siendo opresora, codiciosa, injusta.

Jesús “bajó del cielo”, sin dejar de ser “del cielo”, “para que todo el que crea tenga vida eterna”. Jesús resalta la relación que hay entre creer y vivir en las obras de la vida eterna, en el Reino de Dios. “Bajar del cielo” y ser “levantado” es una acción de amor de Dios por los que lo aman. Frente a la exigencia  farisaica de la Ley, Juan propone la dinámica liberadora de la fe en Jesús. “levantado” (clavado en la cruz), como Moisés levantó la serpiente en el desierto.

Creer es la respuesta al inmenso amor de Dios,  no es un concepto, o una doctrina; es un acto de amor, por el anunciamos la venida del Reino de Dios. Es la reciprocidad del amor. La humanidad será juzgada con el criterio de la fe, como acto de amor recíproco. Juan insiste que una humanidad justa y feliz sólo es posible sobre el amor, no sobre la Ley. Ésa es la fe que proclama Juan, una fe real y concreta de los seguidores de Jesús, luchadores por la justicia y la verdad que me acerca a Jesús en mi interacción amorosa y justa con los demás.
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LECTURAS BÍBLICAS EN LENGUAJE LATINOAMERICANO, 4ta de Cuaresma, B
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1ra Lectura: 2 Crónicas 36, 14-16. 19-23. La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo

También las autoridades de Judá, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando las prácticas infames de los pueblos paganos y profanando el templo que el Señor había consagrado en Jerusalén.

El Señor, Dios de sus padres, les enviaba continuamente mensajeros, porque sentía lástima de su pueblo y de su morada; pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, se reían de sus palabras y se burlaban de los profetas, hasta que la ira del Señor se encendió sin remedio contra su pueblo.

Incendiaron el templo, derribaron la muralla de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destrozaron todos los objetos de valor. 

Se llevó desterrados a Babilonia a los supervivientes de la matanza y fueron esclavos suyos y de sus descendientes hasta el triunfo del reino persa. Así se cumplió lo que anunció el Señor por Jeremías, y la tierra disfrutó de su descanso sabático todo el tiempo que estuvo desolada, hasta cumplirse setenta años.

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por medio de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino: Ciro, rey de Persia, decreta: El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Todos los de ese pueblo que viven entre nosotros pueden volver. Y que el Señor, su Dios, esté con ellos.
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Salmo responsorial: 136. 
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

Junto a los canales de Babilonia nos sentamos, y lloramos con nostalgia de Sión.
En los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

Allí mismo los que nos deportaron nos pedían canciones,
nuestros opresores, canciones alegres: Cántennos una canción de Sión.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

¡Cómo cantar un canto del Señor en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti,
si no exalto a Jerusalén como colmo de mi alegría.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
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Efesios 2, 4-10:
Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo

Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor que nos tuvo, estando nosotros muertos por nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo —¡ustedes han sido salvados gratuitamente!—; con Cristo Jesús nos resucitó y nos sentó en el cielo, para que se revele a los siglos venideros la extraordinaria riqueza de su gracia y la bondad con que nos trató por medio de Cristo Jesús.

Porque ustedes han sido salvados por la fe, no por mérito propio, sino por la gracia de Dios; y no por las obras, para que nadie se gloríe. 

Somos obra suya, creados por medio de Cristo Jesús para realizar las buenas acciones que Dios nos había asignado como tarea.
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Juan 3, 14-21: 
Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
Como Moisés en el desierto levantó la serpiente, así ha de ser levantado
el Hijo del Hombre, para que quien crea en él tenga vida eterna.

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único,
para que quien crea en él no muera, sino tenga vida eterna.  
Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por medio de él.

El que cree en él no es juzgado;
el que no cree ya está juzgado, por no creer en el Hijo único de Dios.

El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz.
Y es que sus acciones eran malas. 

Quien obra mal detesta la luz y no se acerca a la luz, para que no delate sus acciones.  
En cambio el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz
para que se vea claramente que todo lo hace de acuerdo con la voluntad de Dios.
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TC - 3er Domingo de Cuaresma - En tres días lo levantaré - Juan 2, 13-25

1ra. Lectura: Éxodo 20, 1-17. La Ley se dio por medio de Moisés
Salmo responsorial: 18 / R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
1Cor 1, 22-25. Predicamos a Cristo crucificado.
Juan 2, 13-25. Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré.
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San Juan coloca la manifestación mesiánica de Jesús al comienzo de su actividad pública, los pone tres veces en el contexto de una fiesta de Pascua en Jerusalén. Juan encuadra la actividad pública de Jesús en el tiempo religioso de “los judíos”.

Las palomas eran animales sacrificiales menores con que los pobres ofrecían su culto a Yahvé. El que sus vendedores sean los únicos a quienes Jesús se dirige y a los que hace responsables de la corrupción del templo, indica la enorme preocupación de su Padre por la suerte de los pobres
y su enojo con quienes hacen negocio con su pobreza. 

Jesús se dirige a los vendedores mismos acusándolos de explotar a los pobres por medio del culto, del impuesto, y del fraude de lo sagrado.

El culto daba enormes riquezas a la ciudad y a los comerciantes,
sostenía a la nobleza sacerdotal, al clero y a los empleados. 

El templo es “casa del mercado”, y allí el dios es el dinero.

- Tirando sus mesas y monedas Jesús ataca el tributo al templo.
Junto con sus discípulos van a desenmascarar y a oponerse al injusto sistema económico, ideológico y religioso que representa el templo de Israel, ese que explota económicamente al pueblo. 

- Llamando a Dios mi Padre, Jesús lo saca del sistema religioso del templo.
Su relación con Dios no es religiosa sino familiar, esa es la casa familiar.
Esa familiaridad le da el derecho para actuar en nombre de su padre.
Lo hace con firmeza y autoridad porque en la casa del Padre no puede haber ni comercio, ni injusticia ni explotación. 
La casa-familia acoge al que necesite amor, intimidad, confianza, afecto.  

Frente al poder de Herodes (46 años de construir el templo) está el poder amoroso e inclusivo del resucitado (3 días con su propio cuerpo).  Jesús da un paso más radical al proponerse él mismo como santuario de Dios-Padre. 

El Reino de Dios no quiere templos sino cuerpos vivos.
En los santuarios de Dios brilla su presencia y su amor, si viven dignamente.
Jesús restaura la humanidad a partir del principio de la vida humana en cuerpos que viven con dignidad.
Sobre esta base es posible soñar y construir otra manera de vivir y otra manera de creer.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, 3ra de Cuasresma - B
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1ra. Lectura: Éxodo 20, 1-17. La Ley se dio por medio de Moisés
Dios pronunció las siguientes palabras:
- Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud.

- No tendrás otros dioses aparte de mí.

- No te harás una imagen, figura alguna
   de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra
   o en el agua bajo tierra.

- No te postrarás ante ellos, ni les darás culto;
   porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso:
   castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos
   cuando me aborrecen; pero actúo con lealtad
   por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.

- No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.
   Porque el Señor no dejará sin castigo
   a quien pronuncie su nombre en falso.

- Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas,
   pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija,
   ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que viva en tus ciudades.
   Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos,
   y el séptimo descansó; por eso el Señor bendijo el sábado y lo santificó.

- Honra a tu padre y a tu madre; así prolongarás tu vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.

- No matarás.

- No cometerás adulterio.

- No robarás.

- No darás testimonio falso contra tu prójimo.

- No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo,
   ni su esclavo, ni su esclava, ni su toro, ni su asno, ni nada que sea de él.
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Salmo responsorial: 18 / R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; 

el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; 
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; 
los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino; 
más dulces que la miel de un panal que destila.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
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1Cor 1, 22-25. Predicamos a Cristo crucificado.
Hermanos: Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; 
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; 
pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

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Juan 2, 13-25. Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas,
y a los cambistas sentados;
y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes;
y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas;
y a los que vendían palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí;
no conviertan en un mercado la casa de mi Padre."
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
"El celo de tu casa me devora."
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
"¿Qué signos nos muestras para obrar así?"
Jesús contestó:
"Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré."
Los judíos replicaron:
"Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?"
Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos,
los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía;
pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos
y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
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Segunda Reflexión (Opcional)

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Éx 20,1-17: La Ley se dio por medio de Moisés
Salmo 18: Señor, tú tienes palabras de vida eterna
1Cor 1,22-25: Predicamos a Cristo crucificado, sabiduría de Dios
Jn 2,13-25: Destruyan este templo y en tres días lo levantaré

San Juan coloca la manifestación mesiánica de Jesús
al comienzo de su actividad pública,
los pone tres veces en el contexto de una fiesta de Pascua en Jerusalén. 

Pone la actividad pública de Jesús en el tiempo religioso de  “los judíos”.  

El tres simboliza el poder de lo novedoso que viene: 

1- Jesús trae una nueva Alianza.  
2- El tiempo del Reino inaugura una fiesta nueva y constante.
3- A los tiempos de las fiestas judías se contrapone
    un tiempo fuera de lo común y alternativo. 


La revelación mesiánica de Jesús enfrenta al poder del templo,
símbolo de las instituciones, la gloria y el poder de la nación judía.
Con Jesús comienza una nueva identidad. 


Esta tensión se reafirma en el uso del conocido símbolo del “látigo con cuerdas” o “el látigo del Mesías”
que significa la violencia de la era mesiánica que comienza. 


Jesús usa el “látigo” para resaltar su identidad y el proyecto que encarna.
A latigazos arroja fuera del templo los animales vendidos para los sacrificios. 


Estos animales y sus potenciales compradores ricos son arrojados fuera del horizonte del nuevo proyecto mesiánico-profético.
Para los ricos, el sacrificio era el momento cumbre.
Jesús declara la invalidez del culto de los ricos. 


Igual que los profetas de antes,
Jesús denuncia «el culto que encubre la injusticia»,
declara infame «la injusticia del culto mismo», por ser explotador,
pero sobre todo «por ser la legitimación religiosa
de la injusticia y del crimen».
No quiere reformar del culto, sino abolirlo.

Los bueyes eran símbolo del poder de la sociedad tributaria-monárquica. 
El primer rey de Israel salió del “grupo de campesinos propietarios de bueyes”.
Latifundistas, bueyes y sacrificios en el templo eran parte de un solo proyecto. 

Al dios Baal de los agricultores cananeos lo representaba un buey. 

Agricultura y ganadería desarrollan su propio dios y su propio culto. Estos ricos eran aliados de Herodes y afirmaban su poder,
y él, en retribución, la riqueza de su templo.
Por eso, desde la reforma de Josías, el templo estaba lleno de bueyes.  


Las ovejas representan al pueblo, encerrado y condenado
al sacrificio por dirigentes que los explotan y asesinan,
viven a costa del rebaño pero lo sacrifican y destruyen.
Jesús quiere rescatar al pueblo, la verdadera víctima del culto.
Al esperar la utopía del Reino, la agitación del primer siglo
hizo pensar a muchos grupos judíos que la hora estaba cerca. 

Para los zelotas era hora de tomar las armas contra los romanos e instaurar el reino de Dios,
donde el templo y su personal estén libres de todo imperio. 


Con ayuda de las autoridades romanas, los saduceos buscaban mantener como mejor podían el culto del templo. 


Los esenios también estaban listos para tomar las armas por el Reino, pero se retiraron al desierto
a esperar el momento oportuno (kairós) ya que el templo estaba en manos ilegítimas. 


Para los fariseos, la llegada del Reino debía acabar con el dominio romano y restaurar la autonomía del templo,
no entraron a ninguna guerrilla sino que se dedicaron a la más riguroso observancia de la ley.

El templo de Jerusalén fue uno de los mayores bancos antiguos donde los poderosos depositaban sus tesoros por la inmunidad que les daba su carácter sagrado. 

Todo varón judío mayor de 21 años pagaba un tributo anual al templo, muchos donativos en dinero terminaban en el tesoro del templo.
 Estos tributos y donativos no se pagaban con monedas con la efigie idolátrica del césar, sino con monedas propias acuñadas por el templo. Los contribuyentes cambiaban sus monedas por las del templo y los cambistas cobraban su comisión; ellos eran “el sistema financiero” de la época. Jesús rechaza el culto injusto de los poderosos al desparramar las monedas de los cambistas y echar fuera con toda su mercancía a los vendedores de palomas.

Las palomas eran animales sacrificiales menores con que los pobres ofrecían su culto a Yahvé.
El  que sus vendedores sean los únicos a quienes Jesús se dirige
y a los que hace responsables de la corrupción del templo, indica la enorme preocupación de su Padre
por la suerte de los pobres y su enojo con quienes hacen negocio con su pobreza.
Jesús se dirige a los vendedores mismos acusándolos de explotar a los pobres
por medio del culto, del impuesto, y del fraude de lo sagrado.


El culto daba enormes riquezas a la ciudad y a los comerciantes,
sostenía a la nobleza sacerdotal, al clero y a los empleados. 

El templo es “casa del mercado”, y allí el dios es el dinero. 
- Tirando sus mesas y monedas Jesús ataca el tributo al templo.
Junto con sus discípulos van a desenmascarar y a oponerse
al injusto sistema económico, ideológico y religioso que representa el templo de Israel, ese que explota económicamente al pueblo. 
- Llamando a Dios mi Padre, Jesús lo saca del sistema religioso del templo. 
Su relación con Dios no es religiosa sino familiar, esa es la casa familiar. 
Esa familiaridad le da el derecho para actuar en nombre de su padre.

Lo hace con firmeza y autoridad porque en la casa del Padre
no puede haber ni comercio, ni injusticia  ni explotación. 

La casa-familia acoge al que necesite amor, intimidad, confianza, afecto. 

Frente al poder de Herodes (46 años para construir el templo) 
surge el poder amoroso e inclusivo del resucitado (3 días con su propio cuerpo). 
Jesús da un paso radical al ponerse él mismo como santuario de Dios-Padre. 
El Reino de Dios no quiere templos sino cuerpos vivos. 
En los santuarios de Dios brilla su presencia y su amor, si viven dignamente. 
Jesús restaura la humanidad al llenar de vida a los cuerpos que viven con dignidad. 
Esto nos invita a soñar y construir otra manera de vivir y otra manera de creer.


TC - 2do Domingo de Cuaresma - Es maravilloso estar Aquí - Mc 9, 2-10

Decimos que Abraham estaba dispuesto a dejar ir lo más precioso para él, el único hijo de su vejez.
Al estar dispuesto a dejar que su hijo fuera hacia Dios, lo recibió de vuelta como un regalo.

Para muchos, ésta es una historia sorprendente y muy inquietante, porque representa a Dios pidiéndole a Abraham sacrificar su único hijo amado como un holocausto para Él. Mil años antes de Cristo, en la cultura de la época, no era raro que la gente sacrifique sus hijos a varios dioses.

Este pasaje muestra que el Dios de Israel no es como los dioses paganos. Si Abraham pensó que Dios le pedía sacrificar a su Isaac igual que los pueblos que adoraban a otros dioses, estaba equivocado. Dios no le pedía esto, sin embargo, la voluntad de dejar ir de Abraham eso que era más precioso para él ante el pedido de Dios, fue siempre una inspiración para el pueblo de Israel. Él ya había mostrado voluntad de dejar a su familia y su tierra natal mientras partía a una tierra desconocida en respuesta a la llamada de Dios y ahora entrega su único hijo.

La libertad de dejar ir
La iglesia primitiva entendió la relación entre Abraham e Isaac como una señal de la relación entre Dios el Padre y Jesús. Como Abraham, Dios estaba preparado para dejar ir lo que era más precioso para él, su Hijo divino, por amor a la humanidad. Dios estaba dispuesto a dejar que su Hijo asuma nuestra carne, con todos los peligros que eso conllevaba.

San Pablo se maravilla de esta generosidad de Dios, cuando escribe: "Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó para beneficio de todos". Dios permite que su Hijo precioso se uniera a nuestra humanidad a pesar de que terminó en el rechazo de Jesús por parte de su propio pueblo y, en última instancia, su crucifixión. Incluso después de que Jesús fue crucificado, Dios continuó dándoselo como Señor resucitado. Cuando Pablo contempla este amor de Dios por nosotros, formula la pregunta: "¿Con Dios de nuestro lado que puede estar en nuestra contra?" Si el amor de Dios por nosotros es tan grande y total, entonces no tenemos nada que temer de nada o nadie.

Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan a una alta montaña, y allí tienen una experiencia que les quita el aliento. Fue una experiencia tan preciosa que Pedro no pudo dejarla ir. Quería prolongarla por siempre, indefinidamente, por eso le dice a Jesús, 'Maestro. . . hagamos tres tiendas, una para ti, una para Moisés y otra para Elías'. Pedro y los otros dos discípulos tuvieron una fugaz visión de la belleza celestial de Cristo, y no quisieron soltarla. La belleza atrae el ojo y el corazón; nos llama.

Sin embargo, Pedro y los otros tuvieron que dejar ir esta preciosa experiencia; solo fue pensada para ser momentánea. Además, la recibirán en la próxima vida como un regalo. Ahora, su tarea era escuchar a Jesús, 'Este es mi Hijo amado. Escúchenlo'. Si bien es cierto, Esa es nuestra tarea también. Hoy pasamos nuestra vida escuchando al Señor que nos habla en su palabra y en las circunstancias de nuestras vidas; al escucharlo nos preparamos para ese momento maravilloso cuando lo veremos cara a cara en la eternidad y finalmente podemos decir: "Es tan maravilloso estar aquí".
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - 2do. Domingo de Cuaresrma - Ciclo B
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Primera lectura: Gn 22, 1-2. 9-13. 15-18 - "Yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia"
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham
y le dijo: "¡Abraham, Abraham!" Él respondió: "Aquí estoy".
Y Dios le dijo: "Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas;
vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio,
en el monte que yo te indicaré".

Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado,
Abraham levantó un altar y acomodó la leña.
Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña,
y tomó el cuchillo para degollarlo.

Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo
y le dijo: "¡Abraham, Abraham!" Él contestó: "Aquí estoy".
El ángel le dijo: "No descargues la mano contra tu hijo,
ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios,
porque no le has negado a tu hijo único".

Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza.
Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: "Juro por mí mismo, dice el Señor,
que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia
como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas.
En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras".
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Salmo Responsorial: Salmo 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 / R. (Sal 114, 9) Siempre confiaré en el Señor.

Aun abrumado de desgracias, siempre confié en Dios.
A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos.
R. Siempre confiaré en el Señor.

 De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava;
te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. 
R. Siempre confiaré en el Señor.

 Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo,
en medio de su templo santo, que está en Jerusalén. 
R. Siempre confiaré en el Señor.
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Segunda Lectura: Rm 8, 31b-34 ¿quién estará en contra nuestra? 
Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra?
El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene?
¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros?
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Aclamación antes del Evangelio: Mc 9,7
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo".
R.  Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
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Evangelio: Mc 9, 2-10 -  ¡Qué a gusto estamos aquí!
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia.
Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas,
con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra.
Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro le dijo a Jesús:
"Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".

En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.

Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra,
y de esta nube salió una voz que decía:
"Éste es mi Hijo amado; escúchenlo". 

En ese momento miraron alrededor
y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto,
hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de 'resucitar de entre los muertos'.
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TC - 1er Domingo de Cuaresma - Fuerzas que se oponen - Mc 1, 12-15

Primera lectura: Gn 9, 8-15: No volverán las aguas del diluvio a destruir la vida.
Salmo Responsorial: Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9: Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Segunda Lectura: 1 Pe 3, 18-22: Murió en su cuerpo y resucitó glorificado.
Aclamación antes del Evangelio: Mt 4, 4: Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio: Mc 1, 12-15: Arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
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En esta época y tiempo histórico, la Cuaresma no impacta la vida de los cristianos tanto como el Ramadán impacta las vidas de los musulmanes. 
Como iglesia, hoy comenzamos un viaje que terminará el Domingo de Pascua. 
 
Los tres ciclos del evangelio del primer domingo de Cuaresma,
siempre trata sobre la tentación de Jesús. El relato de Marcos sobre la tentación
es el más corto y directo ya que en él, no hay diálogo entre Jesús y Satanás.
Los detalles de las tentaciones no se explican de ninguna manera.
En cambio, tenemos esas afirmaciones enigmáticas
de que Jesús estaba con las bestias salvajes y que los ángeles le ministraban.
Podríamos pensar en las bestias salvajes y los ángeles como fuerzas opuestas.
Se podría entender que las bestias salvajes ponían a prueba la relación de Jesús
con Dios, y lo incitaban a ponerse en el centro de su vida en vez de a Dios.

Los ángeles, en contraste, apoyan a Jesús en su tiempo de lucha,
dándole la fuerza para mantenerse firme en la prueba, para resistir el ataque.
Hay un paralelo entre esta historia y nuestras propias vidas. 

Nosotros también podemos poner a prueba nuestras mejores convicciones, nuestros valores más profundos.
Los valores del evangelio no se relacionan fácilmente con el mundo competitivo y asertivo de hoy en día.
La presión para comprometer nuestros valores puede ser muy fuerte.
De hecho, podemos sentirnos muy solos ya que Jesús debe haberse sentido muy solo en el desierto.

Es bueno recordar que no estamos solos, como tampoco Jesús estaba solo en el desierto. 
Así como los ángeles estuvieron con Él, la presencia ministradora, fortalecedora y reconfortante del Señor Jesús siempre está cerca. 
 
El mensaje inicial de Jesús tan pronto como salió del desierto, 'el tiempo ha llegado; el reino de Dios está cerca ".
Ayer como hoy, es como si dijera "No teman, ayer, los ángeles nos ministrarán; Yo estaré a su lado".
Recordemos en este tiempo difícil que hoy nos toca vivir que El Señor, siempre estará a nuestro lado.
Él nos ha dado y continuará dándonos todo lo que necesitamos. 
Dios está constantemente trabajando entre nosotros y dentro de nosotros. 
Como San Pablo, podemos decir: 'Puedo hacer todas las cosas en el que me fortalece'.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - I Domingo de Cuaresma B
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Primera lectura: Gn 9, 8-15

En aquellos días, dijo Dios a Noé y a sus hijos: "Ahora establezco una alianza con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que los acompañaron, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca, con todo ser viviente sobre la tierra. Ésta es la alianza que establezco con ustedes: No volveré a exterminar la vida con el diluvio, ni habrá otro diluvio que destruya la tierra".

Y añadió: "Ésta es la señal de la alianza perpetua que yo establezco con ustedes
y con todo ser viviente que esté con ustedes: pondré mi arco iris en el cielo
como señal de mi alianza con la tierra, y cuando yo cubra de nubes la tierra, aparecerá el arco iris y me acordaré de mi alianza con ustedes y con todo ser viviente. No volverán las aguas del diluvio a destruir la vida".
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Salmo Responsorial: Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9

 Descúbrenos, Señor, tus caminos,
guíanos con la verdad de tu doctrina.
Tú eres nuestro Dios y salvador
y tenemos en ti nuestra esperanza.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.

 Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura.
Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.

 Porque el Señor es recto y bondadoso,
indica a los pecadores el sendero,
guía por la senda recta a los humildes
y descubre a los pobres sus caminos.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
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Segunda Lectura: 1 Pe 3, 18-22
Hermanos: Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres;
Él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado.
En esta ocasión, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados,
que habían sido rebeldes en los tiempos de Noé, cuando la paciencia de Dios aguardaba, mientras se construía el arca,
en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron flotando sobre el agua.
Aquella agua era figura del bautismo, que ahora los salva a ustedes y que no consiste en quitar la inmundicia corporal,
sino en el compromiso de vivir con una buena conciencia ante Dios, por la resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro,
que subió al cielo y está a la derecha de Dios, a quien están sometidos los ángeles, las potestades y las virtudes.
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Aclamación antes del Evangelio: Mt 4, 4
R.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No sólo de pan vive el hombre, 
sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
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Evangelio: Mc 1, 12-15
En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás.
Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían.
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea
para predicar el Evangelio de Dios y decía: "Se ha cumplido el tiempo
y el Reino de Dios ya está cerca.
Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
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Oración
Dios todopoderoso,
concédenos quepor la práctica anual de la Cuaresma,
progresemos en el conocimiento del misterio de Cristo
y vivamos en conformidad con él.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.

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TC - Miércoles de Ceniza - La vida es transitoria - Mt 6, 1-6. 16-18

Primera lectura: Jl 2, 12-18: Todavía es tiempo.
Salmo Responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 (cf. 3ª): R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Segunda Lectura: 2 Cor 5, 20–6, 2: Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación. 
Aclamación antes del Evangelio: Cfr Sal 94, 8: R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio: Mt 6, 1-6. 16-18: Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
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El Miércoles de Ceniza debe hacernos conscientes de nuestra propia fragilidad
y mortalidad, además debe hacer más tangible la fugacidad de las cosas.
Pero las cenizas no son solo para conmemorar la fugacidad de la creación,
de nuestro ser.

Comenzamos la Cuaresma con  humildad, cerca del suelo,
cerca de nuestra terrenalidad: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás".
Estas cenizas usadas este miércoles son el residuo
de las palmas del Domingo de la Pasión o Domingo de Ramos del año pasado.

Jesús murió y fue sepultado en una tumba, el lugar de la  descomposición y el lugar del polvo.
Sin embargo, resucitó de entre los muertos a una nueva vida.

Nuestro destino final no es polvo y cenizas, sino un compartir en la vida resucitada del Señor,
llegando a ser conformados a la imagen de Cristo. Mientras viajamos hacia ese destino,
escuchamos el llamado a crecer más plenamente en la imagen del Hijo de Dios,
que es un llamado a alejarse del pecado, a arrepentirnos.

Las cenizas son un signo de nuestro deseo de hacer justamente eso.
Las prácticas tradicionales de la Cuaresma de las que escuchamos en el evangelio
ponen ante nosotros los elementos esenciales para crecer a la imagen del Hijo de Dios:
un mayor amor a Dios (oración),
un amor más generoso para el prójimo (limosna) y
un amor más verdadero de nosotros mismos (ayuno).

Este Miércoles de Ceniza nos volvemos a comprometer en el construir nuestras vidas sobre esos tres amores,
para que podamos ser más plenamente lo que Dios nos llama a ser, en Paz y Alegría.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB -Miércoles de Ceniza
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Primera lectura: Jl 2, 12-18
Esto dice el Señor:
"Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón, con ayunos,
con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos. Vuélvanse al Señor Dios nuestro, 
porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera,
rico en clemencia, y se conmueve ante la desgracia.
Quizá se arrepienta,
se compadezca de nosotros y nos deje una bendición,
que haga posibles las ofrendas y libaciones al Señor, nuestro Dios.

Toquen la trompeta en Sión,
promulguen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan al pueblo, santifiquen la reunión, junten a los ancianos,
convoquen a los niños, aun a los niños de pecho.
Que el recién casado deje su alcoba y su tálamo la recién casada.

Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: 'Perdona, Señor, perdona a tu pueblo.
No entregues tu heredad a la burla de las naciones. Que no digan los paganos: ¿Dónde está el Dios de Israel?' "
Y el Señor se llenó de celo por su tierra y tuvo piedad de su pueblo.
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Salmo Responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 / 
Por tu inmensa compasión y misericordia, 
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos, 
y purifícame de mis pecados.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Puesto que reconozco mis culpas, 
tengo siempre presentes mis pecados.
Contra ti sólo pequé, Señor, 
haciendo lo que a tus ojos era malo.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, 
un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
No me arrojes, Señor, lejos de ti, 
ni retires de mí ti santo espíritu.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Devuélveme tu salvación,
que regocija y mantén en mí un alma generosa.
Señor, abre mis labios, y cantará mi boca tu alabanza.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
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Segunda Lectura: 2 Cor 5, 20–6, 2
Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es como si Dios mismo los exhortara a ustedes.
En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios.
Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros,
para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto.
Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí.
Pues bien, ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación.
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Aclamación antes del Evangelio: Sal 94, 8
R.
 Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón".
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
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Evangelio: Mt 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos:
"Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad
delante de los hombres para que los vean.
De lo contrario,
no tendrán recompensa con su Padre celestial.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles,
para que los alaben los hombres.
Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando des limosna,
que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas,
a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente.
 Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste,
como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando.
Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,
para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará''.
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Oración:

Señor nuestro,
concédenos iniciar con el santo ayuno cuaresmal
un camino de verdadera conversión
y de afrontar con la penitencia
la lucha contra el espíritu del mal.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
Dios, por los siglos de los siglos.

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Segunda Reflexión (Opcional)
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Esto dice el Señor: "Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayunos, con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos. (Joel 2, 12-18)

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza,
cuando recibimos las cenizas en nuestras frentes,
a menudo en forma de una cruz.
Cuando recibimos las cenizas queremos vivir la Cuaresma
como un tiempo de purificación y deseo santo,
ayudado por algunas prácticas evangélicas: la oración, el ayuno y la limosna.
Los cuarenta días de Cuaresma
hacen rememoran al tiempo que Jesús pasó en el desierto
antes de comenzar su ministerio público.

La Cuaresma está destinada a ayudarnos a vivir más efectivamente 
nuestra vida como cristiano.

No nos pide que suprimamos nuestros deseos normales, sino que los eduquemos y los purifiquemos.
Nuestros deseos serán demasiado pequeños si nuestros valores últimos son los de este mundo y no los del Reino.

Dios quiere que tengamos mucho más, nada menos que su mismo Ser.
San Agustín decía que la vida cristiana, «es un ejercicio de santo deseo».

En la Cuaresma nos sintonizamos con los deseos más elevados, con el anhelo profundo por Dios.
Jesús nos muestra el verdadero sentido de la oración, el ayuno y la limosna, las clásicas prácticas cuaresmales.
De éstos, la oración tiene el primer lugar.

La Oración
Nuestra eternidad será una relación con el Dios vivo, una relación que comienza en esta vida.
Durante la Misa, nuestra oración es mejor porque es compartida con otros, en medio de otros, en comunidad.
Nuestra oración nos conecta con el sacrificio amoroso de Cristo, ese sacrificio que nos abrió el cielo.
La oración se convierte allí en una práctica diaria de nuestra amistad con Dios, y abre nuestro camino a la vida eterna.

El Ayuno
Hoy en día, el ayuno es más complicado y difícil para nosotros,
es quizás más practicada por los musulmanes que por los católicos.
Es bueno disfrutar y apreciar nuestras comidas, la sobremesa y la convivencia que a menudo las acompaña.
Es también bueno encontrar un lugar en nuestras vidas para el ayuno.
El objetivo principal del ayuno cuaresmal no es un cuerpo bien tonificado y esbelto del que debamos estar orgulloso.
Muchos santos eran bastante corpulentos, otros en cambio eran esqueletos virtuales, pero tenían lo mismo en común:
practicaban la abnegación voluntaria, para incrementar su apetito por Dios.

La Limosna

  Todos nosotros sabemos que, de una manera u otra,
  lo ideal de dar limosna es un compartir compasivo.
  Además de donar con generosidad y ayudar material y económicamente
  a nuestro prójimo más necesitado.

  La Cuaresma es un buen momento
  para librarnos de algún desorden en 
nuestra vida.
  Con un poco más de visión, podríamos quizá hacer más
  para servir a los necesitados, no para ser alabados como generosos,
  sino para imitar la generosidad de Dios para con nosotros.

Este librarnos de algún desorden de nuestra vida, esta limpieza, es visto por San Agustín de Hipona
como una preparación para practicar el deseo santo, lo cual sólo es posible
en la medida en que nos liberemos del capricho supérfluo de seguir a las cosas de este mundo.
Este ejercicio por conseguir el deseo Santo, es como llenar poco a poco un recipiente vacío.

"Dios quiere llenarnos de todo lo que es bueno y agradable, expulsar lo malo y desagradable.
Si Dios quiere llenarnos de miel y estamos llenos de vinagre, ¿dónde irá a parar la miel?
Para disfrutarla o guardar la miel, primero se debe vaciar y limpiar el recipiente.
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