sábado, 30 de diciembre de 2023

TOB - Fiesta del Bautismo del Señor - Tú eres mi hijo amado, mi predilecto - Marcos 1, 7-11

Hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor. Las lecturas subrayan la manifestación adulta de Jesucristo y esto, nos identifica con los adultos admitidos en nuestra comunidad y también nos recuerda nuestro propio bautismo. No recalca que el seguimiento de Jesús no son sólo "cosas de niños" sino que es un compromiso plenamente adulto, consciente y responsable.

 Esta fiesta es la introducción a los domingos de Tiempo Ordinario que vamos a comenzar. Si cae en Domingo, con esta fiesta comenzamos el Tiempo Ordinario. Las dos lecturas dominicales  pueden repetirse en los tres ciclos dominicales A-B-C, es el evangelio el que cambia.

El énfasis es que Jesucristo es el hombre lleno del Espíritu que nos revela el amor del Padre. Las lecturas de esta fiesta, hablan de la manifestación de Dios que con su voz autentica la persona y la misión de Jesucristo. El Evangelio quiere subrayar el inicio de la misión profética de Jesucristo, continuada luego en la Iglesia de sus discípulos.

El Bautismo de Jesucristo era muy importante en la primera comunidad, pues era visto como el inicio de la realización eficaz de su misión, Este hecho fue asumido como el esquema básico de la primera predicación cristiana.

El bautismo puede verse en paralelo con el nacimiento de la Iglesia en Pentecostés, Marcos remarca "Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego". El bautismo de Juan se relaciona al hecho del Jordán mientras que el bautismo en la Iglesia se relaciona más al hecho de Pentecostés pero ambos están siempre vinculados.

Esta fiesta se vincula a lo que hemos celebrado en los días de Navidad-Epifanía. El niño se hace  hombre para revelar y realizar la voluntad del Dios que nos ama. Este niño hecho hombre es el ungido con el Espíritu de Dios.

En el Bautismo de Jesucristo, se denota una toma de conciencia del hombre Jesús con la misión que el Padre le encomienda. Jesús, es el  hombre lleno del Espíritu de Dios que viene a manifestar y comunicar al Padre, al Dios del amor; Él mismo es el amado, "en quien he puesto mi amor, por eso es mi predilecto".

Como bautizados, escucharemos su palabra durante todos los domingos del año para seguir su camino y hace su voluntad. El camino del Resucitado continúa en nosotros, hemos recibido el Espíritu de Dios para manifestar y realizar su amor en el mundo de hoy.

En nosotros y en nuestro tiempo, el renovar nuestro bautismo provoca abrirnos más a la voluntad de Dios.

Nos lleva a asumir, como modo normal de vida, el ser hijos de Dios, identificarnos en todo con Jesús y con el Padre.

Nos lanza a procurar hacer presente con nuestras vidas la justicia
y el amor de Dios.

Nuestro bautismo nos liga al Bautismo de Jesús. También nuestro bautismo, y nuestra confirmación deben llevarnos a tomar conciencia del amor gratuito de Dios, del regalo del Espíritu que nos impulsa a realizar una misión también mesiánica de vivir y comunicar el amor de Dios, en el estilo de Jesucristo.

Es un camino que empieza por la iniciativa de Dios,
pero es la respuesta del bautizado la que lo hace coherente
con este amor de Dios y la realiza en su plenitud.

Como dice Isaías enla primera lectura: debemos "traer el derecho a la naciones",
liberar a los oprimidos, sin quebrar la caña rajada ni apagar la mecha vacilante.
Pedro nos define la tarea de Jesucristo y que hoy debemos asumir: 
pasar "haciendo el bien" y liberar "a los oprimidos" de cualquier mal,
acentuando el carácter universal de la salvación, abierta a todos.
Dios se manifiesta en Jesucristo y, por tanto, en su Iglesia.

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Lecturas Bíblica en Lenguaje Latinoamericano - El Bautismo del Señor - Mc 1, 7-11
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Is 42, 1-4. 6-7Miren a mi siervo, a quien prefiero

Así dice el Señor: "Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará,
hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado,
y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión,
y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas."

Salmo responsorial: Salmo 28: 
Hijos de Dios, aclamen al Señor, aclamen la gloria del nombre del Señor,
póstrense ante el Señor en el atrio sagrado.
R:/ El Señor bendice a su pueblo con la paz.

La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica.
R:/ El Señor bendice a su pueblo con la paz.

El Dios de la gloria ha tronado. En su templo un grito unánime: "¡Gloria!"
El Señor se sienta por encima del aguacero, el Señor se sienta como rey eterno.
R:/ El Señor bendice a su pueblo con la paz.
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Hechos de los apóstoles 10,34-38: Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
"Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.
Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocen lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea.

Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,
que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él."
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Marcos 1, 7-11Tú eres mi hijo amado, mi predilecto

En aquel tiempo, Juan predicaba diciendo:
"Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo,
uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme
para desatarle la correa de sus sandalias.

Yo los he bautizado a ustedes con agua,
pero él los bautizará con el Espíritu Santo".

Por esos días, vino Jesús desde Nazaret de Galilea
y fue bautizado por Juan en el Jordán.

Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en figura de paloma, descendía sobre él. 

Se oyó entonces una voz del cielo que decía: "Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias".

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Oremos:
Misterio Infinito, inexpresable,
que queremos adorar en silencio,
sin palabras...
Reconocemos tu Presencia
en el corazón de la materia
y en las raíces de la realidad,
en lo mejor del ser humano,
que nos lleva a unirnos incontenible
con el Amor, con la Justicia
y la Fraternidad.

Ayúdanos a adorarte
con el Corazón profundo de nuestro ser,
y con la práctica de la justicia,
«pasando por la vida haciendo el bien,
y curando a nuestros hermanos de toda opresión».
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TOB - Epifanía del Señor - Las lecciones de las estrellas - Evangelio: Mt 2, 1-12

Desde siempre la gente se ha sentido fascinada por las pequeñas luces en el cielo, para algunos, son augurios y presagios que predicen eventos futuros; otros, las usan para calcular las edades y distancias a estrellas más lejanas. Para muchos de nosotros, son fenómenos simplemente hermosos que están más allá de nuestro alcance y queremos atraparlas en la alegría del lenguaje, parpadean en todas nuestros poemas e historias de amor. Incluso los usamos como una descripción para nuestros modelos. Las estrellas son inspiradoras.

Pensamos que los pastores y los magos sabios se inspiraron en el cielo en su viaje hacia Belén siguiendo augurios y cálculos, pero rara vez pensamos en lo que los inspiró a hacer el viaje. Podemos imaginar que viajaron desde Persia o Arabia del Sur, Mateo simplemente indica que vinieron del este, pero el evangelio no deja dudas de que eran hombres de convicción, con mentes inquisitivas y espíritu aventurero; en una palabra, intelectuales. Fue la primera marcha por la Paz de la historia.

El astrónomo siempre busca en el cielo signos de paz que quizá esté en algún lugar más allá de las estrellas. 

Por siglos, todas las culturas han observado las estrellas y se han preguntado si hay algo en la inmensidad, más allá de nuestro entendimiento. Parte de nosotros cree que lo que hay afuera es bueno o al menos mejor que lo que tenemos aquí.

Tantas veces nuestro corazón desea lo que creemos que podemos lograr aquí en la tierra, pero que rara vez lo conseguimos, ¡Paz!

Las estrellas revelan sus secretos a los soñadores. El adagio latino “fides quaerens intellectum = la fe busca entender”, es una buena ilustración de la teología que inspira la búsqueda de los sabios magos. 

Paz para las personas de buena voluntad: El Príncipe de la Paz acoge a todos los que buscan la paz. Pastores y reyes, pobres y ricos, locales y extranjeros todos buscan lo mismo, una vida de paz y plenitud. "Todos los humanos buscamos la paz" es una generalización cierta. Romper la paz es siempre una mala decisión. La ira, la maldad, la beligerancia y la falta de amabilidad no son naturales en el ser humano. En nuestros mejores instintos, deseamos paz y benevolencia. 

Los símbolos del universalismo en la historia de los Reyes Magos hablan a una audiencia mucho más amplia que los cristianos, habla a todos los que han mirado más allá de los sentidos y soñado con algo mejor, algo que es a la vez natural y común para todos nosotros.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, Ciclo B - Solemnidad de la Epifanía del Señor
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Primera lectura: Is 60, 1-6
Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz
y la gloria del Señor alborea sobre ti.
Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos;
pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria.
Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora.

Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará, y se ensanchará,
cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá.
Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.
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Salmo Responsorial: Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes;
así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, ere tras era.
De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Los reyes de occidente y de las islas le ofrecerán sus dones.
Ante el se postrarán todos los reyes y todas las naciones.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Al débil librará del poderoso y ayudara al que se encuentra sin amparo;
se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
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Segunda Lectura: Ef 3, 2-3a. 5-6
Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo.
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Aclamación antes del Evangelio: Mt 2, 2
R. Aleluya, aleluya.
Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorar al Señor.
R. Aleluya.
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Evangelio: Mt 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes.
Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?
Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él.

Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo".

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
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Nota: La reflexión la he adaptado de Fergal Mac Eoinín

TOB - Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios - Encontraron a María y a José, y al niño - Lucas 2,16-21

Primera Lectura: Números 6,22-27: Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.
Salmo responsorial: 66: El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Segunda Lectura: Gálatas 4,4-7: Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer.
Evangelio: Lucas 2,16-21: Encontraron a María y a José, y al niño.
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En el Concilio de Éfeso del año 451, 
la madre de Jesús fue proclamada solemnemente 
como "Theotokos" o "Madre de Dios"
como una declaración adicional
a la fe en la divinidad de su Hijo, Jesucristo.
Bajo ese título todavía es reverenciada
por la mayoría de los cristianos de todo el mundo.

La fiesta de hoy nos anima a poner nuestras esperanzas y planes para el nuevo año que comienza bajo su cuidado maternal.
La reacción más común de los que fueron testigos de los milagros de Jesús fue de asombro. Por ejemplo, en la Transfiguración, cuando su rostro se puso brillante como el sol,
Pedro fue abrumado con reverencia y dijo:
"Señor, es maravilloso para nosotros estar aquí." 

Tal reverencia estaba profundamente arraigada en María, nuestra Madre en la fe, la primera en creer en Cristo.

Muchos de los fieles piensan en ella como piensan de los tres apóstoles que miran al Cristo transfigurado. 
Con demasiada frecuencia, la imaginamos como la virgen de las tarjetas Navideñas,
serena y sentada, con un fondo de oro brillante y nieve cayendo, con ángeles asomándose.
Esta escena nunca pasó en su vida.
La verdadera María de Nazaret nunca conoció el éxito en su vida.
Nunca nadie vivió, sufrió y murió con tal sencillez como ella lo hizo, compartiendo hasta el final la dignidad de los pobres.
Esto lo sabemos por un par de frases cortas en los evangelios.
Ella se se veía y se sentía una sierva, María era la humilde siervo del Señor,
dependía enteramente de la Providencia y era sostenida por la bondad de Dios.
En el Concilio Vaticano II, los obispos nos dijeron que María se destaca entre los pobres y los humildes del Señor,
que esperan con confianza la salvación de Dios (lum.. Gent 55).
En los cuatro primeros siglos de la Iglesia,
los escritores hicieron hincapié en la fe de María en la Anunciación en lugar de su maternidad divina.
La Virgen creyó, y en su fe concibió, o como lo pone San Agustín, "Ella concibió a Jesús en su corazón antes de concebirlo en su seno."
María, a quien veneramos también como Madre del Buen Consejo, puede guiarnos y aconsejarnos en cuestiones de fe.
Ella quiere engendrar la fe en nosotros, quiere ser nuestra Madre en la fe.
Por este motivo, en el Evangelio de San Juan, ella está presente al principio y al final de la vida pública de Cristo.
Con una corta frase, Juan es el único evangelio que registra la presencia de María en el Calvario,
"Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre" (Jn 19:25).
Cuando a muchos, todas las señales y milagros prodigiosos realizados por Jesús les pareció un engaño o ilusiones,
su madre seguía allí hasta que expiró su último aliento, creyendo todavía, creyendo siempre.

La fe en su Hijo no necesitaba milagros asombrosos, se basaba en la confianza incondicional,
como la de un niño en sus padres, en los misteriosos caminos de Dios nuestro Padre eterno.
Su papel de Madre no termina ni cuando ve como la vida de su hijo es extingue dolorosamente.
Ni en estos difíciles y duros momentos ella deja de ser madre, de su Hijo-Dios,
que en la cruz redentora y reconciliadora, lo entrega todo por nuestra salvación.
Lo asume todo, lo sufre todo, lo entrega todo y sigue creyendo.
En la hora de su muerte, de Jesús da nueva vida a su Iglesia cuando le dice a Juan: "Ahí tienes a tu Madre."
La madre de Jesús será en adelante la madre de todos sus discípulos, incluso mía y de usted.
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Lecturas Bíblica en Lenguaje Latinoamericano - TOB - Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios
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Primera Lectura: Números 6,22-27: Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.
El Señor habló a Moisés: "Di a Aarón y a sus hijos:
Ésta es la fórmula con que bendecirás a los israelitas:
"El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti y te conceda la paz".
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré."

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Salmo responsorial: 66: R: / El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
R: / El Señor tenga piedad y nos bendiga.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
R: / El Señor tenga piedad y nos bendiga.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
R: / El Señor tenga piedad y nos bendiga.
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Segunda Lectura: Gálatas 4,4-7: Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo,
envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley,
para rescatar a los que estaban bajo la Ley,
para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como son hijos, Dios envió a nuestros corazones
al Espíritu de su Hijo que clama: "¡Abbá! "Padre".

Así que ya no eres esclavo, sino hijo;
y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
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Evangelio: Lucas 2,16-21: Encontraron a María y a José, y al niño.
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén
y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores.
Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. 

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño,
y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
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Oremos: EL ANGELUS

L. El Ángel del Señor anuncio a María;
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
L. Dios te salve María llena eres de gracia
     el Señor es contigo;
     bendita tú eres entre todas las mujeres,
     y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios,
     ruega por nosotros, pecadores,
     ahora y en la ahora de nuestra muerte. ¡Amén!


L. Aquí está la esclava del Señor;
R. Hágase en mi según tu palabra.
L. Dios te salve María llena eres de gracia
     el Señor es contigo;
     bendita tú eres entre todas las mujeres,
     y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios,
     ruega por nosotros, pecadores,
     ahora y en la ahora de nuestra muerte. ¡Amén!

L.  Y el Hijo de Dios se hizo hombre;
R. Y habitó entre nosotros.
L. Dios te salve María llena eres de gracia
     el Señor es contigo;
     bendita tú eres entre todas las mujeres,
     y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios,
     ruega por nosotros, pecadores,
     ahora y en la ahora de nuestra muerte. ¡Amén!

L. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración: 
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros,
que, por el anuncio del Ángel,
hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos, por su pasión y su cruz,
y con la intercesión de la Virgen María,
a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
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TOB - Fiesta de la Sagrada Familia - Refugiados pero confiados en Dios - Lc 2, 41-52

A pesar de que los llamamos la Sagrada Familia, eso no significa que nunca tuvieron problemas que enfrentar, como debe hacerlo toda familia. Para decirlo de otra manera, así como cada seguidor de Jesús tiene que llevar una cruz, así también la santa familia tuvo que experimentar la cruz en su vida compartida.

Para mencionar solo algunos ejemplos, podemos imaginar lo mal entendidos que tanto María como José debieron haber sido acerca de la concepción de Jesús antes de que vinieran a vivir juntos. José estaba planeando incluso divorciarse de María en privado antes de que se le asegurara que era la obra de Dios.

Nueve meses después, el lugar de nacimiento de Jesús era un refugio de animales, ya que no se podían encontrar mejores alojamientos. Luego, la familia tuvo que huir como refugiados a Egipto porque la vida del niño Jesús estaba en peligro por parte del rey Herodes, del mismo modo en que los refugiados de países devastados por la guerra tienen que huir para salvar sus vidas.

Más tarde, cuando Jesús tenía doce años, se les perdió durante tres días, luego tuvieron que lidiar con la insatisfactoria explicación de que "tenía que ocuparse de los asuntos de su padre". Sin embargo, él regresó con ellos a Nazaret y fue obediente a ellos, en el ritmo tranquilo de la vida familiar en su pueblo. Después de eso ya no volvemos a escuchar de José, así que suponemos que murió antes de que Jesús comenzara su ministerio público. 

Entonces, también, la vida pública de Jesús debe haber hecho mella en María. En el Templo, cuando él era un infante, el viejo Simeón predijo que una espada de dolor atravesaría el alma de María. Cómo debió haberle dolido escuchar a sus enemigos decir que Jesús era un glotón y un borracho, amigo de los recaudadores de impuestos y los pecadores, y al final, cuando María vio a su hijo morir en desgracia pública, en la cruz.

¿Qué sostuvo a la familia de Nazaret a través de todas estas pruebas y cruces? Lo mismo que mantiene unidas a las familias en tiempos de dificultad: el amor y la confianza. Cuando las familias son felices, es porque valoran el amor y el respeto. Una gran amenaza para la familia de hoy es el no pasar suficiente tiempo juntos. nos ocupamos tanto trabajando, conociendo a nuestros amigos, usando nuestros teléfonos y aparatos electrónicos o frente al televisor que parece que nunca tenemos tiempo para escucharnos unos a otros.

Una mujer adinerada y exitosa vivía a cierta distancia de su viejo y viudo padre.
Pasaron meses desde que lo había visto y cuando su padre llamó para preguntar cuándo podría visitar a su hija,
ella detalló muchas razones que la mantenían demasiado ocupada para verlo,
horarios de la corte, reuniones, nuevos clientes, investigaciones, etc. ,
'Cuando muera, ¿quieres venir a mi funeral?'
La hija estaba indignada.
"Papá, no puedo creer que me hayas preguntado eso. ¡Por supuesto, voy a venir!"
Él sonrió y dijo:
"Bien. Entonces olvida mi funeral y ven a verme ahora. Te necesito ahora más de lo que lo haré entonces.
Ella recibió el mensaje y comenzó a visitarlo regularmente después de eso.
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     Lecturas Bíblica en Lenguaje Latinoamericano, Ciclo B, Fiesta de la Sagrada Familia
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Primera lectura: Sir 3, 3-7. 14-17a

El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre la prole.
El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada;
el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza;
aunque se debilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor.
El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados.

O bien:

Gn 15, 1-6; 21, 1-3
En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo: “No temas, Abram.
Yo soy tu protector y tu recompensa será muy grande”.
Abram le respondió: “Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos?
Ya que no me has dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero”.
Pero el Señor le dijo: “Ése no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas”.
Y haciéndolo salir de la casa, le dijo: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes”.
Luego añadió: “Así será tu descendencia”.
Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo.
Poco tiempo después, el Señor tuvo compasión de Sara,
como lo había dicho y le cumplió lo que le había prometido.
Ella concibió y le dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios había predicho.
Abraham le puso por nombre Isaac al hijo que le había nacido de Sara.
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Salmo Responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R. 1)
Dichoso los que teme al Señor 
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de tu trabajo, 
será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.

Su mujer, como vid fecunda, en medio de tu casa;
sus hijos, como renuevos de olivo, 
alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. 
"Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén 
todos los días de tu vida."
R. Dichoso el que teme al Señor.

O bien:
Sal 104, 1b-2. 3-4. 5-6. 8-9 c/ R. (7a. 8a) 

El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias,
relaten sus prodigios a los pueblos.
Entonen en su honor himnos y cantos,
celebren sus portentos.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.

Del nombre del Señor enorgullézcanse
y siéntase feliz el que lo busca.
Recurran al Señor y a su poder
y a su presencia acudan.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.

Recuerden los prodigios que él ha hecho,
sus portentos y oráculos,
descendientes de Abraham, su servidor,
estirpe de Jacob, su predilecto.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.

 Ni aunque transcurran mil generaciones,
se olvidará el Señor de sus promesas,
de la alianza pactada con Abraham,
del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
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Segunda lectura:  Col 3, 12-21
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión. 

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.

O bien:

Col 3:12-17
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes,
los ha consagrado a él y les ha dado su amor,
sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes.
Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes.
Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo,
esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo.
Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza.
Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan.
Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales;
y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús,
dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

O bien: Hb 11, 8. 11-12. 17-19

Hermanos: Por su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios, y sin saber a dónde iba,
partió hacia la tierra que habría de recibir como herencia.

Por su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su avanzada edad,
pudo concebir un hijo, porque creyó que Dios habría de ser fiel a la promesa;
y así, de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia, numerosa
como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.

Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba,
se dispuso a sacrificar a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa,
porque Dios le había dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu nombre.
 Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos;
por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo profético.
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Aclamación antes del Evangelio: Hechos 16, 14b
R. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya.


O bien:
Heb 1, 1-12
R. 
Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones y de muchas maneras
habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas.
Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.

R. Aleluya.
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Evangelio: Lc 2, 22-24

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés,
ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
de acuerdo con lo escrito en la ley: 
Todo primogénito varón será consagrado al Señor,
y también para ofrecer, como dice la ley,
un par de tórtolas o dos pichones.

según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel”.

Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón,
varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel;
en él moraba el Espíritu Santo,
el cual le había revelado
que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor.
Movido por el Espíritu, fue al templo,
y cuando José y María entraban con el niño Jesús
 para cumplir con lo prescrito por la ley,
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:

“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,
según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel”.,

El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

O bien: Lc 2, 22. 39-40

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

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TOB - La Sagrada Familia - Nuestro futuro encarnado - Lc 2, 22-35

Cada vez que una madre da a luz, los miembros de la familia
se emocionan y quieren admirar al nuevo bebé e invariablemente
quieren abrazarlo, sostenerlo, besarlo aunque sea por un momento.
Hay algo muy especial sobre la celebración de este paquetito de vida nueva.
Los bebés son infinitamente fascinantes;
nos involucran en muchos niveles.
Nos enfocamos en ellos y nos cuesta apartar la vista de ellos.

El evangelio relata que María y José
entraron al Templo de Jerusalén con Jesús, su bebé recién nacido.
Allí se encontraron con Simeón, un hombre recto y devoto
y sobre quien descansaba el Espíritu Santo.
Él toma al niño en sus propios brazos y lleno de gozo bendice a Dios.

Si cada niño es infinitamente fascinante, ¿cuánto más habría sido el niño Jesús?
Después de haber tomado en sus brazos a este niño, de oirlo y contemplado,
Simeón estaba listo para dejar este mundo hacia el siguiente,
lleno de paz, de gozo y de vida.
Exclama emocionado: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo vaya en paz". 

Su breve y hermosa oración
es ahora parte de la oración nocturna oficial de la iglesia.
No tenemos el privilegio de sostener al niño Jesús en brazos, como Simeón,
pero sí contemplamos al Señor Encarnado y Resucitado
con los ojos de la fe, del amor esperanzado.
Lo vemos al partir el pan en la Eucaristía, al proclamarse los Evangelios oímos su voz
y, si estamos alertas, lo reconocemos en los rostros del otro.
Como Simeón, también esperamos ese día por llegar, el que está más allá de este día terrenal,
esperamos con ansias verlo cara a cara y vivir para toda la eternidad.

Ana contemplativa
Cuando pensamos en maneras de servir a Dios, tendemos a pensar en diversas formas de actividad en las que podemos participar.
Ana era una mujer que servía a Dios permaneciendo en el Templo, orando y ayunando.
Se podría decir que ella vivió una vida contemplativa.
Sin embargo, su vida de oración y ayuno en el Templo la llevó a ser un testigo poderoso de la actividad de Dios para los demás.
La oración y el ayuno de Ana la convirtieron en un poderoso testigo de lo que Dios estaba haciendo.
Orar es servir a Dios; es entregarnos a Dios.
Tal servicio de Dios nos dará poder, como lo capacitó a Ana,
para ser testigos de la presencia y actividad de Dios para todos los que todavía anhelan la venida de Dios.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOB - La Sagrada Familia - 

Domingo dentro de la octava de Navidad
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Primera lectura: Sir 3, 3-7. 14-17a
El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre la prole.
El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos
y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida
y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza;
aunque se debilite su razón, ten paciencia con él
y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor.
El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados.

O bien:
Gn 15, 1-6; 21, 1-3
En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo:
"No temas, Abram. Yo soy tu protector y tu recompensa será muy grande".
Abram le respondió:
"Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos?
Ya que no me has dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero".


Pero el Señor le dijo:
"Ése no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas".
Y haciéndolo salir de la casa, le dijo:
"Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes".
Luego añadió:
"Así será tu descendencia".
Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo.

Poco tiempo después, el Señor tuvo compasión de Sara, como lo había dicho
y le cumplió lo que le había prometido.
Ella concibió y le dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios había predicho.
Abraham le puso por nombre Isaac al hijo que le había nacido de Sara.
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Salmo Responsorial: Sal 127, 1-2. 3. 4-5
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos:
comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor:
"Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida."
R. Dichoso el que teme al Señor.

O bien:
Sal 104, 1b-2. 3-4. 5-6. 8-9 

R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos.
Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca.
Recurran al Señor y a su poder y a su presencia acudan.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Recuerden los prodigios que él ha hecho, sus portentos y oráculos,
descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas,
de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
R. El Señor nunca olvida sus promesas.
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Segunda Lectura: Col 3, 12-21
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, 
sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. 
Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, 
como el Señor los ha perdonado a ustedes. 
Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, 
como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. 
Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. 
Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; 
y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, 
dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. 
Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. 
Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. 
Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.

O bien:
Hb 11, 8. 11-12. 17-19

Hermanos: Por su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios,
y sin saber a dónde iba, partió hacia la tierra que habría de recibir como herencia.

Por su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su avanzada edad, pudo concebir un hijo,
porque creyó que Dios habría de ser fiel a la promesa; y así, de un solo hombre, ya anciano,
nació una descendencia, numerosa como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.

Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba, se dispuso a sacrificar a Isaac, su hijo único,
garantía de la promesa, porque Dios le había dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu nombre.
Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos;
por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo profético.
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Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo;
que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqeuza.
R. Aleluya.

O bien:
R. Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones y de muchas maneras
habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas.
Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.
R. Aleluya.
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Evangelio: Lc 2, 22-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María,
según la ley de Moisés, ella y José
llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
de acuerdo con lo escrito en la ley:
Todo primogénito varón será consagrado al Señor,
y también para ofrecer, como dice la ley,
un par de tórtolas o dos pichones.

Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón,
varón justo y temeroso de Dios,
que aguardaba el consuelo de Israel;
en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado
que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor.
Movido por el Espíritu, fue al templo,
y cuando José y María entraban con el niño Jesús
para cumplir con lo prescrito por la ley,
 Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:

     "Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,
     según lo que me habías prometido,
     porque mis ojos han visto a tu Salvador,
     al que has preparado para bien de todos los pueblos;
     luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".


El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras.
Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció:
"Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel,
como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto
los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma"
.

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana.
De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad.
No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones.
Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño
a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor,
se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

O bien:
Lc 2, 22. 39-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés,
ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor,
se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

sábado, 23 de diciembre de 2023

TOB - La Natividad del Señor (Navidad) - Injertado en el árbol de la vida - Lc 2, 1-14

Las palabras son a menudo un método de comunicación incompleto. es conocido el dicho: una imágen vale mil palabras", sin embargo, tenemos que usar palabras para tratar de explicar los hechos, y el evangelio de hoy es un intento, en un lenguaje simple, de describir lo que sucedió en ese día extraordinario, hace mucho tiempo. 

Habla de que Jesús nació y que se produjo el segundo encuentro del cielo y la tierra, en esa misma noche, cuando los ángeles se aparecieron a los pastores. Este fue el comienzo de un proceso que todavía está en curso, que continúa aún hoy. Es una vieja historia que año tras año es siempre nueva.

Con Dios no existe el tiempo. "Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre". Todo el tiempo está totalmente presente para él en este momento. También el trabajo de Dios en cada uno de nosotros es un trabajo siempre en proceso, inacabado, como una historia sin fin. 

A los ojos de Dios, la Navidad es un evento cotidiano, que involucra a Jesús golpeando la puerta de mi corazón, buscando la admisión. 

La dimensión de Dios nunca cambia, Su oferta siempre está ahí, día a día, minuto a minuto, las buenas nuevas se nos entregan con total consistencia. 
Lo que sucede después de ser entregada depende totalmente de si acepto la oferta o la rechazo, si abro la puerta y pongo mi corazón como un pesebre a disposición del Dios que viene.

Cuando los pastores escucharon el mensaje, dijeron: "vayamos a Belén y veamos por nosotros mismos". La vida del cristiano es un viaje de descubrimientos constantes. Implica salir a descubrir por mí mismo la verdad y la realidad de lo que me dijeron mis padres, maestros o predicadores en la iglesia. Tengo que cruzar ese puente El evangelio está entre dos frases. Al principio, estamos invitados a "Venir y ver", y, al final, se nos instruye a "Ir y contar".

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TOB - Lecturas Bíblicas en Lenguaje Americano - La Natividad del Señor

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Primera lectura: Is 9, 1-3. 5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas 
vio una gran luz;
sobre los que vivían en tierra de sombras, 
una luz resplandeció.

Engrandeciste a tu pueblo 
e hiciste grande su alegría.
Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque tú quebrantaste su pesado yugo,
la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano,
como en el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado;
lleva sobre sus hombros el signo del imperio 
y su nombre será:
"Consejero admirable", "Dios poderoso",
"Padre sempiterno", "Príncipe de la paz";
para extender el principado con una paz sin límites
sobre el trono de David y sobre su reino;
para establecerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre.
El celo del Señor lo realizará.
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Salmo Responsorial: Sal 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13 (Lc 2, 11) 

Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra;
cantemos al Señor y bendigámoslo.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos;
de nación, sus maravillas.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino.
Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe.
Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.
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Segunda Lectura: Tt 2, 11-14
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres 
y nos ha enseñado a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, 
para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, 
en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. 
Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, 
a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.
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Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador,
que es Cristo, el Señor.
R. Aleluya.
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Evangelio: Lc 2, 1-14
Por aquellos días, 
se promulgó un edicto de César Augusto, 
que ordenaba un censo de todo el imperio. 
Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. 

Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; 
así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, 
a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.

Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz 
y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales 
y lo recostó en un pesebre, 
porque no hubo lugar para ellos en la posada.

En aquella región había unos pastores 
que pasaban la noche en el campo, 
vigilando por turno sus rebaños. 

Un ángel del Señor se les apareció 
y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. 

El ángel les dijo: 
"No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: 
hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 
Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre".

De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 
"¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!"
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TOB - La Natividad del Señor - Misa vespertina de la vigilia - Enviados en una gran misión - Mt 1, 18-25

En el evangelio de Mateo, no hay anunciación a María, pero hay una anunciación a José. En el evangelio de Lucas, el ángel Gabriel le dice a María: "No temas". 
En Mateo, el ángel sin nombre le dice a José: "No temas". 

Dios estaba haciendo algo nuevo, algo extraordinario, en la vida de María y de José, de hecho, en la vida de la raza humana. La naturaleza sin precedentes de lo que Dios estaba haciendo en ellos los llevó al temor comprensible y a la ansiedad en las vidas de María y José. Al comienzo de esta nueva fase de lo que Dios estaba haciendo, ambos necesitaban una palabra tranquilizadora: "No tengas miedo".
 
En tiempos de transición cuando hay acontecimientos perturbadores a nuestro alrededor, todos necesitamos escuchar esas palabras: "No tengan miedo". 

Son palabras que nos aseguran la presencia de Dios, Dios con nosotros, Emmanuel, en el corazón de todos eso está sucediendo, incluso en el corazón de su auto-entrega en el monte del Calvario.

Por ese amor hacia nosotros, Dios quiso enviar a su Hijo para ser el Salvador de toda la raza humana. En el elaborado lenguaje de Isaías, escuchamos: "Las naciones verán tu vindicación, y todos los reyes tu gloria; y serás llamado por un nombre nuevo que la boca del Señor dará ... "¡Para salvarnos es para lo que Él vino! ¡Quiso hacerlo, confiando en la amorosa providencia de Dios, eligió tomar nuestra humanidad, completamente, y en la carne, naciendo de una madre!

Por eso valoramos tanto el papel y la misión de María: ser la madre que sirvió al plan de salvación de Dios. Con su ¡SÍ! Ella asume su misión en plenitud, en libertad y con absoluta ternura. Ser Madre del Salvador es a la vez tarea y entrega libre, es responsabilidad y donación, es aceptación y confianza total en la providencia misericordiosa del Padre.

Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, "para convertirse en la madre del Salvador, María fue enriquecida por Dios con dones apropiados para su papel. El ángel Gabriel la saluda como "llena de gracia", totalmente preparada para su gran misión en la vida.

Así como Dios preparó a María para su papel y misión, así también a nosotros se nos prepara para cumplir de la mejor manera lo que Él nos pide. Dios prepara a quienes él elige para su papel y misión, Él quiere que todos los que le sirven estén preparados, en un proceso formativo que requiere de nosotros: aceptación, compromiso, perseverancia, desprendimiento y confianza total en su providencia. 

Somos elegidos y llamados a la santidad. Dios nos ha preparado para obras de servicio y de vida; nos dá a Jesús como la mejor inspiración y guía, nuestro Señor y amigo a la vez. Nos ha llamado desde las aguas salvíficas del Bautismo, nos da el apoyo de su Iglesia y sus Sacramentos, y nos fortalece para cooperar en el mundo cumpliendo con Su voluntad salvadora.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - La Natividad del Señor - Vigilia - TOB 
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La Natividad del Señor (Navidad) - Misa vespertina de la vigilia

Primera lectura: Is 62, 1-5 
Por amor a Sión no me callaré y por amor a Jerusalén no me daré reposo, 
hasta que surja en ella esplendoroso el justo y brille su salvación como una antorcha. 

Entonces las naciones verán tu justicia, y tu gloria todos los reyes. 
Te llamarán con un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. 
Serás corona de gloria en la mano del Señor y diadema real en la palma de su mano. 

Ya no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra, "Desolada"; 
a ti te llamarán "Mi complacencia" y a tu tierra, "Desposada", 
porque el Señor se ha complacido en ti y se ha desposado con tu tierra. 

Como un joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor; 
como el esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo. 
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Salmo Responsorial: Sal 88, 4-5. 16-17. 27 y 29 
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. 
"Un juramento hice a David mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: 
'Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente'.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. 

El me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva'. 
Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice".
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. 

Señor, feliz el pueblo que te alaba y que a tu luz camina, 
que en tu nombre se alegra a todas horas y al que llena de orgullo tu justicia. 
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. 
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Segunda Lectura: Hch13, 16-17. 22-25 
Al llegar Pablo a Antioquía de Pisidia, se puso de pie en la sinagoga y haciendo una señal para que se callaran, dijo: 
"Israelitas y cuantos temen a Dios, escuchen: El Dios del pueblo de Israel eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo cuando éste vivía como forastero en Egipto y lo sacó de allí con todo su poder. Les dio por rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios. 

Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un Salvador: Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a quien no merezco desatarle las sandalias' ". 
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Aclamación antes del Evangelio 
R. Aleluya, aleluya. 
Mañana será destruida la maldad en la tierra y reinará sobre nosotros el Salvador del mundo. 
R. Aleluya. 
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Evangelio: Mt 1, 1-25 
Genealogía de Jesucristo, Hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz; Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David. 

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia. 

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. 

De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce. 

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. 

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". 

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. 

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús. 
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O bien:
Mt 1, 18-25 
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: 
Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. 

José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. 

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. 

Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". 

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. 

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. 

Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.
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